La Escuela de Musicoterapia es el resultado del desarrollo y la instalación desde Argentina de un nuevo paradigma para la Musicoterapia.
Tiene como Misión la transformación de la representación de la Musicoterapia en el imaginario social, modificándola de acuerdo con los conceptos de dicho paradigma.
HISTORIA
Desde el 2011, año de su creación, es la continuadora e impulsora de una nueva historia para la Disciplina. Historia generada a través de la constitución del Equipo de Musicoterapia del Centro Nº 1 de Salud Mental en el año 1978, la formación de los primeros Concurrentes de Musicoterapia, el anteproyecto de modificación del Plan de Estudios de la Carrera de Musicoterapia de la UBA, la creación de la Carrera de Musicoterapia en la Universidad Maimónides y la constitución de la Asociación Musicoterapeutas Argentinos AMdAr, entre muchas otras acciones.
El contenido de su misión surge del análisis crítico de una larga prehistoria que ubicó a la Musicoterapia (desde su origen allá por la década de 1950), sometida a pre-conceptos instalados en el imaginario social, por un grupo de gestores de diferentes disciplinas de una nueva práctica que nunca pensaron como Disciplina en sí misma.
Sólo fue diseñada como un complemento que les permitiera destacarse dentro de sus propias profesiones de base (medicina, fonoudiología, pedagogía, entre otras), ya que, de ninguna manera, le dieron la autonomía necesaria, ni la adoptaron asumiéndola como Musicoterapeutas, sino usándola para sobresalir entre sus colegas y como una técnica o un recurso más de su propia Disciplina que nunca dejaron de ejercer.
Desde el punto de vista de la comunidad, esta condición colaboró para que se asociara a la Musicoterapia con todo tipo de práctica: talleres artísticos y pedagógicos, experiencias recreativas, estimuladoras o de relajación, manipulaciones mágicas acerca de sus poderes sanadores, entre otras muchas, garantizando que los “objetivos” del musicoterapeuta de turno se limitaran así sólo a tranquilizar, estimular o modIficar conductas, en total acuerdo con el fin de Control Social que el derivador (terapeuta principal) ordenara.
Estas características prácticamente no se han modificado ya que las Carreras de Musicoterapia siguen dependiendo (salvo en Maimónides) de facultades de medicina y , también ahora, de psicología; instancias académicas que excluyen en las asignaturas de sus Planes de Estudio, todo lo que tenga que ver con contenidos específicos de Musicoterapia Clínica o con una formación terapéutica basada en la elaboración de diagnósticos, estrategias de tratamiento, confección de historiales, orientación de la cura, recepción de la demanda espontánea, impulso de la Musicoterapia individual o del consultorio particular.
FUNDAMENTOS
Desde este nuevo paradigma hemos podido producir un desplazamiento del atractivo que producen la música y los instrumentos musicales como eje de la Atención Clínica, para permitir que el Musicoterapeuta concentre su accionar en atender y resolver la problemática del Paciente, reubicando, de esta forma, a esos Instrumentos (que ahora denominamos, Relacionales) en su lugar de herramientas.
Este ha sido un paso fundamental que incide directamente en la deconstrucción del pre-concepto por el cual se confundió a la herramienta como si fuera la función o, incluso, la misma disciplina.
Estas permanentes confusiones influyeron decisivamente en el tipo de Formación que recibieron los Musicoterapeutas durante décadas.
Formación dedicada a incorporar distintas asignaturas, no integradas entre sí y sin articulación con una Musicoterapia centrada en la Cura del Paciente.
Esta es otra de las razones por la que incorporamos en la nueva Carrera de Maimónides lo que denominamos Formación Personal que, por primera vez, posibilta que los graduados vivencien y analicen sus propios engramas relacionales, para poder analizar, entonces, las modalidades de relación de los futuros Pacientes.
Pensamos que esta es la única formación que posibilita poner en práctica la consideración del otro en su singularidad y su subjetividad.
Por eso el estudio y análisis de las modalidades relacionales se convierte en la puerta de entrada para el entendimiento de lo que sucede en la escena musicoterapéutica; es el Paciente, con su iniciativa, quién nos muestra quién es, qué desea y qué le pasa, a partir de cómo se relaciona y qué significación le atribuye a nuestras herramientas y al terapeuta, es decir a través de manifestar sus modalidades de relación con el mundo.